MQ

Caso de Carlos Charmarinero, procesado en Valencia en el 1651

Escaneado por Giovanni Dall'Orto desde: Rafael Carrasco, Inquisición y represión sexual en Valencia. Historia de los sodomitas (1565-1785), Apendice del capitulo segundo, pp. 148-152.

[Archivo Historico Nacional de Madrid, Inq., lib. 941, foll. 365r-371v]

Caso de Carlos Charmarinero,
procesado en Valencia en el 1651

Carlos Charmarinero, perrero que ha sido desta ciudad y guarda de las carnicerías del mercado, natural de Salerna [p. 149] en el reino de Sicilia, de edad de 28 años, mediana estatura, entre castaño y rubio de barba, rehecho, ojos garzos, fue testificado en el mes de febrero del año 1651 sobre el delito de sodomía contra natura en diversas veces con diferentes personas, siendo agente y haberse jactado de ello.

(…)

En este delito le testificaron 13 testigos, los nueve varones, cuatro mayores y cinco menores, dos de ellos cómplices pacientes.

(…)

El tercerco cargo y delito contra este reo es el haber tenido los mismos tratos de sodomía siendo agente con otro mozo llamado vulgarmente Miconet, que su nombre propio y apellido es Vicente Martimano alias Mico, o Miconet, natural de Valencia, de edad de 19 años, en el cual testifican el primer testigo mujer del verdugo por oídas del marido, que cada vez que quería se aprovechaba dél con un real valenciano que le daba, en que contestan el dicho su marido, testigo sexto, y el séptimo y trece, diciendo todos los tres igualmente que habrá un mes, o mes y medio poco más o menos tiempo, que estando juntos con el reo en el mercado, les mostró y dio a conocer un mozo que allí estaba de hasta diez y seis años llamado Miconet, diciendo el reo que aquel mozo le servía de mujer, o que era como su mujer y que siempre que quería se aprovechaba dél come su mujer y que siempre que quería se aprovechaba dél con un real valenciano que le daba, y el dicho testigo trece, hablando deste, dice que dijo el reo que aquel mozo le costaba muchos reales y que había gastado con él más de cinquenta libras y todos los dias le daba un real porque fuese su amigo.

En 7 del dicho mes de Febrero, vino al truibunal el dicho Vicente Martiniano de su voluntad, de oficio ropero, natural de esta ciudad, alias Miconet, cómplice en el acto referido, de edad de 19 años, testigo doce, y dijo que habiéndose confesado en el convento del Puig le había parecido venir al Santo Oficio a manifestar que habría un año y medio, estando durmiendo una noche debajo de los cobertizos de las carnicerías del mercado, llegó allí el reo a la media noche y le desatacó y fornicó con su miembro armado por el óculo trasero y le fornicó como si fuera mujer, derramando semen dentro dél, y no queriendo el testigo venir en ello, le ofreció para una capa con lo cual hizo su gusto, y que de allí a una semana volvió a dormir al mismo puesto de las carnicerías del mercado y acudió el reo y debajo de la misma oferta de la capa, le desatacó y fornicó otra vez como la primera, metiéndole su miembro por el óculo trasero y derramando semen, y de allí a cuatro o cinco [p. 150] noches, habiéndole primero solicitado para ello y dándole un real valenciano, le fornicó tercera vez en el aposento de dichas carnicerías donde encierran los carniceros, con consentimiento del testigo, y de allí a un mes, con la misma promesa de la capa, en su casa, que la tenía al lado del verdugo, le quiso fornicar, y no consintiéndolo el testigo por tener intención de confesarse de aquel pecado, se salió de allí y se fue a dormir a una casa derribada junto a la cruz del hospital, hasta donde el reo le fue siguiendo, y estando durmiendo, despertó y halló que le había cortado con un puñal la cinta de los calzones, y diciéndole que no tuviera miedo y dándole la capa que le había mandado, consintió el testigo que le fornicase como en efecto lo había hecho, de la misma manera que las otras veces, consumando el acto y dejándole mojado, y habiendo acabado cogió la capa y se fue, quedándose allí el testigo y otra noche, estando durmiendo en la lonja del aceite, habría un año, le había buscado el reo en aquel puesto, y ofreciéndole un real de ocho, no le quiso tomar ni consentir más en aquel pecado, y que después le había solicitado para lo mismo muchas veces, dándole, aunque no todas, un real valenciano, y a veces menos, y no había querido condescender con su intento, y que le había contado muchas veces que había fornicado a un muchacho soldado del tercio de Valencia que fue a Tortosa, criado de un guantero desta ciudad, y también que estando en Tortosa había tenido amistad con otros muchachos y que no se habían hecho de rogar como el testigo, y habiendo sabido ayer, 8 del mismo més, que el Santo Oficio tenía preso al reo por bujarrón, temblando de oirlo fue a dar cuenta dello al padre Berenguer, de la Compañía de Jesús, y le había remitido a los inquisidores.

(...)

Por mandato del tribunal les reconocieron las partes del óculo trasero un médico y dos cirujanos del oficio, que declararon haberle hallado sano sin dilatación ni relajación, sin señales que convenciesen que de reciente u de tiempo antiguo hubiese padecido violencia de haber entrado por allí miembro viril.

(…)

Se le preguntó si tenía acordado alguna cosa en su negocio y respondió que habría seis o siete meses que habiendo cenado una noche en casa de Tomás el verdugo con él y otros que nombró, y entre ellos un muchacho llamado Antonet, y queriéndose ir el reo a dormir a su casa le dijo el verdugo que se quedase a dormir allí, como lo hizo, y después de acostado, de allí a media hora, vino el dicho Antonet adonde [p. 151] dormía y se acostó con él, y que como era el reo guarda dé las carnicerías del mercado y dormían en aquellas cubiertas algunos muchachos y hacía malas noches y llovía, se los llevaba a su casa y los hacía acostar en la paja de que tenía en la caballeriza y les prestaba seis dineros y un diez y ocheno, en particular a uno que llamaban Cuchara, que andaba perdidillo por el mercado, que era zurdo y tenía madre, y a otro muchacho cojo, y que estos dos particularmente los acogía en su casa y a otro que se llamaba Ales, que vivía en la calle de Conejos y tenía un tío aceitero de la lonja y a otro muchachito que traía el cojo consigo, y porque la mujer del verdugo le decía que para qué traía tantos muchachos a su casa, le parecía que habría dicho alguna cosa contra él.

( ... )

[El 28 de Marzo, el acusado] dijo y confesó que habría año y medio que halló en el cobertizo de la lonja del aceite al mozo llamado Miconet y se le llevó a su aposento que tenía alquilado al lado de la casa del verdugo y le acostó en su cama y por fuerza le fornicó aquella noche una vez, metiéndole el miembro armado por el óculo trasero consumando el acto y derramando semen dentro dél y a la mañana le preguntó si le había hecho mal y el mozo respondió que no y que le ofreció dineros cuando los hubiese menester, y de cuando en cuando se los pedía y le daba un diez y ocheno o un real, y que después desto le socilitó [sic] para lo mismo y viendo que no hacía caso de él y que no cumplía la palabra que le daba de venir al puesto concertado, le amenazó que le mataría a palos en llegando la noche, y que de allí a quince días se volvieron a juntar en dichas carnicerías en el puesto donde guardan las cabezas de los carneros y el dicho Miconet le había dicho al reo que le tocase sus vergüenzas, y él lo hizo y el Miconet le metió a él la lengua en la boca y se besaban y chupaban la lengua el uno al otro y derramó semen el dicho Miconet, y el reo le fornicó otra vez sobre la tabla.

( ... )

Venía el dicho Miconet a cenar con él a las carnicerías algunas noches cuando le parecía y el reo hacía el gasto, y en cenando le fornicaba por el óculo derramando dentro semen, y que una noche en la Cuaresma pasada, estando los dos y otro muchacho en el mercado en el puesto que guardan los barriles de sardinas y todos tres acostados, el Miconet fornicó al reo y el reo al Miconet de la mesma manera y abrazaban. Y que también es verdad el cargo que se le hacía de haber dormido una noche en casa del verdugo [p. 152] con el muchacho Antonet, y le fornicó sin metelle el miembro en el óculo, porque no pudo por ser muchacho, derramando semen por la parte de afuera y en el entretanto que aquello pasaba el Antonet se hacía la puñeta y se besaban los dos, y lo mismo había hecho otras seis o siete veces en el aposento del reo sin que en ninguna le hubiese podido meter el miembro por su poca edad.

Y que habría ocho meses que recogió en su aposento, porque no tenía donde dormir, a un soldado siciliano de diez y seis años que no le supo el nombre ni adonde estaba, y le fornicó seis o siete veces en diferentes días por el óculo derramando semen dentro. Y lo mismo hizo con el dicho siciliano delante del reo otro hombre cojo llamado Antón, aguardándose el uno al otro para fornicarle uno tras otro.

(…)

Y en Palermo fornicó a dos soldados y ellos al reo por la misma parte, y que estando en Cádiz habría seis años fornicó a otro muchacho llamado Bartolo de edad de quince años seis veces poco más o menos.

 



L'Archivio di Storia Gay e Lesbica è a cura di Giovanni Dall'Orto

Tutti gli articoli qui pubblicati appaiono per gentile concessione degli autori.
© dei singoli autori e di MondoQueer.